DISECCIÓN: RATÓN DE CAMPO

Hola a todos, gracias por pasaros por aquí.

En la foto: Sara Manceras, Diego Manceras y yo, nuestra sombra en la gran red. Esta foto se sacó en la primera salida que hicimos al entorno de Cadalso.

Hoy os traigo un relato creado por Sara Manceras (alumna de 1ºB) y protagonizado por su hermano Diego Manceras (alumno de 1ºA).
Esto sucedió hacia noviembre de 2008, pero la creación del artículo y sus arreglos han llevado su tiempo.
Todo comenzó cuando me contaron "no sé qué" que había pasado con un ratón en el colegio, pero no lo comprendí bien. Posteriormente, Sara me contó lo sucedido y le pedí que me hiciese un relato corto para este blog. El resultado, tras algunos arreglos, es el siguiente:

Hola David, soy Sara de 1ºB, te voy a contar lo que ocurrió hace un par de meses:
Nuestro majete profesor de ciencias naturales debía recibir, de mi hermano Diego, un pequeño ratón de campo que cayó en una trampa de mi casa.
Bien, entonces lo guardó en una cajita, y la cajita en una bolsa, y al día siguiente, como llegábamos tarde al autobús, mi hermano se olvidó del ratón.
Suerte que mi madre se dio cuenta y se lo llevó corriendo a mi hermano, pero como el chófer del autobús estaba a punto de salir, le dijo con prisa: “démelo a mí que se lo doy
a su hijo”. Pero dio la casualidad de que el hermano de una compañera (de solo 5 años) también se llama Diego y el chofer del autobús se lo dio a él.
El niño abrió la cajita y se puso a jugar con el cadáver del ratón en clase, los compañeros de éste, horrorizados, avisaron a la profesora, y ésta a la directora, la que
escribió una nota a la madre del pequeño:

Atentamente a la madre de Diego:
Disculpe, pero no esta permitido traer al colegio ratones muertos por su gran contenido en gérmenes y, entre niños de tan poca edad, llega a ser un gran foco de infección. Gracias por su atención.

Tomando un café, la madre de Diego le contó a mi madre lo sucedido y al final todo se aclaró. Lo más divertido fue cuando al peque, le preguntó su mamá: “¿te lavaste las manos?”, y el niño contesto: “no, me las chupé”.

Así que eso fue lo que sucedió. Realmente gracioso y curioso. Y todo para que al pobre ratoncillo le fuese a ocurrir lo mismo que a aquel que me encontré subiendo a Casillas en bici. Su disección viene a continuación:



Bueno, que se admiten comentarios. Salud.