BALANCE Y BUENOS PROPÓSITOS 2013

Hola a todos.

Os presento el nuevo logotipo de mi blog, creado por la diseñadora gráfica Gema de la Fuente:

El logo forma parte de los buenos propósitos para el 2013 como ejemplo de la ilusión por innovar, es decir, la apertura al cambio hacia mejor (no consiste en cambiar por cambiar) y junto a unas dosis de creatividad inteligente. Ya veis lo que hace un creativo inteligente, le das una idea con palabras o un pequeño boceto dibujado: "Me gustaría una rosa cuyo tallo sea la molécula de ADN, pero saliendo de una geoda y que ponga Ciencia en Rosa en la geoda". Y además de la imagen anterior (que es la que él o ella te propone), por supuesto, te genera tu idea:

Y hay que ser realista, como logotipo debo aceptar que su idea es mejor (me guste o no). Claro, es más experta que yo. Y haciendo balance de todo el proceso concluyo que no significa:

• que mi idea no fuese buena.
• que mi idea no le haya sido útil al creativo.
• que yo haya perdido el tiempo en la creación de mi idea. 
• que no haya sido una buena decisión elegir a dicha creativa.
• que no haya tomado buenas decisiones previamente.
• que no haya tomado una buena decisión final, porque al final el que decide el logotipo soy yo.

Todo balance consiste en:

1. Echar la vista atrás, es decir, abrir el baúl de la memoria para recordar: el máximo de sucesos acaecidos en tu vida (positivos y negativos) y las decisiones tomadas que puedan haber condicionado dichos sucesos.
2. Y luego ponerlos en una balanza para intentar evaluar y averiguar hacia qué lado bascularía (más positivo o más negativo).

El problema radica en que, según la personalidad del individuo tenderá a realizar las valoraciones de una forma más positiva o más negativa en función de un cómputo general de factores que dependen a su vez de cada individuo: de su forma de ver el mundo, de los aprendizajes obtenidos de cada experiencia, de lo traumáticos que hayan sido los fracasos, de lo beneficioso de los éxitos, etc. Es decir, el mismo suceso no es analizado igual por todas las personas. Eso es evidente.

La ciencia actual lo ha dejado bien clarito: "El cerebro no busca la verdad, busca sobrevivir", es decir, queramos o no (salvo en caso de enfermedad patológica) tendemos a ser optimistas y a intentar encontrar "lo bueno o, al menos, lo mejor" en lo que nos haya sucedido. Y por cierto: "ser optimista no significa no ser realista". Por supuesto que también sabemos que también hay diferentes grados de optimismo y pesimismo.

Estos momentos de reflexión que me da la condición de profesor de instituto o "privilegios" que los llamarían otros, como si no me hubiese costado horrores conseguirlo (¡ah!, que eso no cuenta, pero sí lo pueden contar los que te conocen), me permiten hacer un balance pormenorizado de mi existencia. Hago memoria y evalúo mi vida con el optimismo que me caracteriza. Y concluyo que para mí ha sido un año curioso, con grandes eventos exitosos (laborales, deportivos, en experiencias personales, etc.) e importantes eventos perjudiciales (laborales, económicos, personales, etc.). Es decir, un engaño de mi cerebro para acabar diciéndome que hay que seguir adelante sí o sí.

Al finalizar el año es lo que solemos hacer todos, hacer balance y establecer una lista de buenos propósitos para el año próximo. En esencia, el objetivo es sobrevivir lo mejor posible y con alegría, sin aburrirse, disfrutando y creando o consiguiendo cosas nuevas.