UN PROFESOR DE CARNAVAL
Hola a todos.
Un año más he decidido disfrazarme para "hacer un poco el tonto". Sí, el "poco" suficiente para reírme de mí y de todo. Esta vez se me ha ocurrido un disfraz de "Fraile de la Edad Media un poco desaliñado":
Por supuesto, mi idea es ir disfrazado incluso para dar clase (a veces difícil, por cierto):
De todas formas en el IES Rosa Chacel de Colmenar Viejo (Madrid-España) es una tradición y se dedica un recreo un poco más largo para que los alumnos exhiban sus disfraces. Mirad qué chulo:
Bueno, un año más en el que he tenido que pasar el mal trago de disfrazarme. La realidad es que no me gusta, pero creo que es inteligente hacerlo como herramienta educativa. Pienso que disfrazarse forma parte del "Currículo Oculto" del que hablaba la LOGSE (aquella Ley Educativa).
Ese concepto venía a hacer reflexionar a los profesores sobre la imagen que, de forma inconsciente (además de la imagen consciente), se está dando a los alumnos. Por ejemplo, si un profesor nunca sonríe a sus alumnos puede que lo haga conscientemente (o no), pero los alumnos lo captan en ambos casos. Por supuesto que habrá profesores que digan que su trabajo no es sonreír a los alumnos y puede que lleven razón, pero también puede que su trabajo sea más cómodo y fácil cuando su sonrisa genera un ambiente en el que el alumno está más a gusto o receptivo frente a un profesor alegre y sonriente. Bueno, habría que reflexionar sobre ello.
El problema es todo ese conjunto de información inconsciente que estemos enviando que sí es captada por otras personas, pero como no somos conscientes de que la estamos enviando y la están recibiendo tampoco podemos actuar en consecuencia. Me refiero principalmente a aquella información que pueda generar problemas o malestar en otras personas sobre las que tenemos "cierto poder", por ejemplo, la falta de alegría constante (¿tristeza?), el cansancio, el aburrimiento, la rabia o ira, la desgana o falta de ilusión, etc.
Lo dicho, es para la reflexión.
Saludos.